Semillas de Clavel Rosada
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Semillas de Clavel Rosada

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Semillas de Clavel Rosada (Dianthus caryophyllus)

Precio por paquete de +/- 150 semillas (0,4g).

El clavel es una planta herbácea perteneciente a la familia de las Caryophyllaceae (Dianthus caryophyllus), de 1 m de altura con hojas angostas, opuestas y envainadoras y flores vistosas.

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Semillas de Clavel Rosada (Dianthus caryophyllus)

Precio por paquete de +/- 150 semillas (0,4g).

El clavel es una planta herbácea perteneciente a la familia de las Caryophyllaceae (Dianthus caryophyllus), de 1 m de altura con hojas angostas, opuestas y envainadoras y flores vistosas.
Cultivo En principio , el clavel silvestre florece durante la primavera y verano. Pero lo más normal es encontrar el clavel cultivado, pues se puede hacer florecer de manera artificial cuando se quiera, incluso en pleno invierno. Lo único que requieren para su desarrollo es una buena tierra y abundante riego. El sol les debe dar de lleno. Usos Como especie aromática, se deduce que en su composición debe hallarse una esencia muy olorosa, y en efecto se le puede encontrar, aunque en cantidades pequeñas, distintas para las diferentes variedades de claveles que existen. En las partes herbáceas de la planta también es posible hallar saponinas y algunos principios activos de menor importancia. En cuanto a sus usos medicinales, poco hay que decir. En realidad, no es una planta que se caracterice por poseer intensas propiedades medicinales, pues más bien su principal empleo se enmarca dentro del campo de la perfumería. Si se incluye aquí es porque antaño se usaba un agua de clavel como colirio para el lavado de ojos cansados o dañados. Este uso es un claro ejemplo de la teoría del signo: en efecto, antiguamente a la flor del clavel se la comparaba con los ojos, ya que en el centro de la misma aparecen ciertas pintas que se parecen a la niña de los ojos; de ahí se propuso el extraer el espíritu del clavel, para calmar ojos cansados o dañados, y se empezó a preparar el agua destilada de claveles de jardín. El arsenal de colírios que existen en las farmacias cubre todo el espectro de posibles enfermedades oculares, y el proceso tecnológico de fabricación cumple las más estrictas exigencias en cuanto a control de calidad, pues hay que tener sumo cuidado con los medicamentos oculares por el peligro que entraña una posible contaminación del producto. Hoy en día el clavel no se administra más que en forma de esencia y sin uso terapéutico, simplemente como producto de perfumería.
Historia
A principios del siglo XVIII, la moda se apoderó de los claveles y de las Orejas de oso. Este capricho duró todo un siglo sin que los aficionados hubiesen pensado fijar su vista en una multitud de otras flores por lo menos tan hermosas. La patria del clavel no es bien conocida: es probable que trae su origen de las montañas de la Europa meridional. Es cierto sin embargo, que varias especies de claveles eran conocidas y gustaban en tiempos de la caballería y aun acaso antes de esta época.
Según expresa la Bélgica hortícola, San Luis fue el que trajo de Túnez en 1270 el clavel a los jardines de Europa. Un catálogo de 1629 indica ya 20 variedades pero el clavel no llegó a ser de moda hasta el siglo XVIII cuando las gentes se cansaron de las flores cultivadas en cebollas de Holanda.
Un catálogo inglés de 1702 enumera 360 especies de claveles. Ya en posesión del favor popular, el clavel fue apreciado mucho más cuando su cultivo y selección le permitió producir flores más vistosas y coloridas a nuestros ojos humanos. Este cultivo sobre todo, se llevó al último extremo en Flandes, Bramante y Hemaut y de aqué las más hermosas especies se derramaron por toda Europa.
Se dio tal importancia a esa flor que se habían escrito hasta 1820 centenares de libros sobre los claveles. Entre otros se distinguió el Gran Condé, quien en 1660, publicó varios preceptos para el cultivo de los más hermosos claveles. Se establecieron sistemas formales sobre sus colores, su dibujo y sus formas y se dedicaron tan rigurosamente a observar estas leyes arbitrarias que hasta retiraron de las colecciones las más hermosas especies cuando no observaban los sistemas admitidos.
El gusto por los claveles se esparció mucho más que el de las otras flores porque el clavel es la primera del estío y la que dura mas tíempo. Además el clavel puede cultivarse en un tiesto. Pero cuando por consecuencia de los viajes botánicos se aumentó continuamente el número de flores nuevas, la pasión por los claveles se perdió cada vez mas y ya desde 1820 a 1830 las buenas colecciones eran raras.
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